Al salir de la CDMX el viernes 16 de noviembre casi a media noche, el frío calaba los huesos y los residuos de la gripa aún me hacían toser compulsivamente, pero eso no impidió que tomara camino hacia los cerros. Afortunadamente al amanecer, ya en territorio nayarita la temperatura era fresca pero no calaba, el sol prometía calentar a lo largo del día, y así sucedió, al llegar a la presa de Aguamilpa ya quería quitarme las capas de ropa que me cubrían.
Santiago ya nos esperaba en la cortina con la lancha lista para adentrarse entre los cerros, el motor rugió y los gigantes verdes nos dieron la bienvenida, el nivel del agua está muy alto, recién hubo paso de huracán y aunque afortunadamente en la zona no causo mayores estragos, en las partes de la costa y zonas más arriba si hubo daños mayores.
El nivel alto nos aminora el tramo de subida hacia las cabañas, donde ya nos esperan Celia y Waldina quienes salen a nuestro encuentro, en la cocina torteando el desayuno, están Primitiva y Yolanda, abrazos, sonrisas, la sensación de estar en casa. El almuerzo es rico y fortificante, las tortillas de maíz azul terminan de coserse en el comal de leña, se mira un poco nublado, sin embrago, el sol ya calienta la tierra, caminamos por el pueblo, el agua benefició la milpa, el verde cobija a la comunidad de Potrero de la Palmita.
Recorremos por un costado de la comunidad del lado donde se mira el río que huaynamota, de camino Saludo a Cata y su bebé recién nacido apenas de meses, se va a llamar Alexis, Elvia se une a la caminata y vamos riendo y platicando sobre como le ha ido y como han estado las cosas en el rancho, bajamos por la calle donde vive Basilia, pero está cerrado y no se mira nadie cerca, así que seguimos camino hacia la casa de Benjamín, pues tal como sucedió hace un año está realizando fiesta del tambor y Celia nos invitó, antes bien, pasamos a la tienda para comprar fruta, galletas, cigarros, etc, para ofrecer en agradecimiento.
Llegamos justo cuando el Mara`akame toca el "tepu" (tambor) y los niños sonajean a su alrededor, entre ellos se encuentra Charli, la hija de Celia, quien me comenta que es ya su último año, va de salida. Terminada la ronda de canto, nos acercamos a entregar lo llevado, saludo a todas y todos los que conozco, que ya son varios, ahí anda también Liborio a quien me acerco a saludar, me dice que - ¡que bien que ya anda de vuelta en el rancho! - ya se debería de ir - solo me río, él agrega, - que bueno que nos vienen visitar -.
Ramonita nos ofrece Tejuino, esta suave en esta ocasión, no muy amargo y se siente ligero, dos rondas en esta fiesta fueron suficientes, tamalitos y mandarinas, el retumbar del tambor llama de nuevo a los niños y niñas a sonajear, en los seis años que llevo visitando Potrero, ya me ha tocado estar en varias fiestas del tambor, pero en esta ocasión, hubo algo, que hizo que lograra comprender un tanto más el significado, el simbolismo y el poder de este ritual... no logro ponerlo aun en palabras, es asunto que he logrado plasmar mejor en dibujo, ya luego publicaré al respecto. Agradezco la fortuna de vivir estas experiencias.
Mientras regresábamos a las cabañas vimos que ya estaba todo listo en la cancha y la ramada para los XV años, habría quinceañera en un rato más, se trataba de una de las primas de Estrella, había globos y mesas casi listas, todo en tono durazno tal y como el color de su vestido, cuando pasamos estaban armando el templete para el conjunto musical, por la noche podríamos acercarnos, si así lo decidíamos, al baile.
Ya en las cabañas la comida como siempre, estuvo más que deliciosa, comí todas las tortillas que pude, hay que aprovechar, le dije a Primitiva, a lo que ella contesto, -pues ándale, ya te puse a dorar otra-.
Conversé un rato con Mamá Marina, Elvia y otras señoras mientras la tarde iba apagando la luz del sol, quien se ocultaba allá lejos, del lado d ella cortina, la vista era hermosa, el agua quieta servía de espejo a los últimos rayos de TAU (el sol) mientras algunas nubes algodonosas le hacían compañía, así llegó la tarde noche y encaminamos los pasos hacia la casa de Macario, para la respectiva limpia.
Macario nos recibió con el abuelo fuego ya brillante, saludamos respetuosamente, nos dio a cada cual la respectiva varita de madera y nos indico limpiarnos el cuerpo con ella, para posteriormente dársela como ofrenda y alimento al fuego, la noche seguía algo nublada, pero algunas estrellas nos regalaron su pestañeo, entre las sombras del abuelo, Macario nos habló del costumbre y de los orígenes del mundo, nos comentó sobre la necesidad y obligación de cuidar el planeta, a la tierra y sobre todo, de agradecer la vida.
El clima fue refrescando, para cuando nos retiramos el viento comenzaba a soplar suave, pero frío, hubo que usar suéter, lo que no es muy común para estas fechas, pero eso no impidió que disfrutaremos un rato de las canciones que interpretaba el conjunto en los XV años, fue que se acercaron a saludarme Plácido y Lucía, no llevaba a la ahijada, pero, -ella si pregunta por usted y nos dice que haber cuando le mandamos mensajes- (refiriéndose a cuando se conectan por whats y me graban sus saludos).
La noche fue fría y por la madrugada si caló el viento, pero dormirnos entre los cerros, con la música de fiesta al fondo, la quinceañera y varios de sus invitados al parecer estuvieron bailando hasta las tantas d ella madrugada...
A la mañana se sentía algo fresco todavía, pero ¡que belleza de azul en el cielo! pocas nubes andaban cerca, al parecer el sol quería acompañarnos todo el día, desayuné en casa de Mamá Marina, quien me dijo que me tenía caldo de venado de la fiesta del tambor, así que disfruté de tal manjar acompañado de un vaso de chinirri (bebida de maíz con un sabor similar al tejuino pero que no está fermentado del todo) y claro que con tortillas recién salidas del comal.
El medio día anuncia que el sol estará en pleno, no se ven nubes cerca, las aguas del ríos están apacibles, los azules engalanan a la sierra del Nayar.
Hermosas matas de jamaica son una constante en esta temporada, ya varios tienen sus tendidos al sol, para secarla y poderla vender, mamá Marina tiene la suya, le digo que me aparte unos kilos para la próxima que vaya pues aún esta algo húmeda.
La noche y su oscuridad nos acompañan en la bajada, la tierra está seca y hay piedras sueltas, incluso los niños se resbalan, no faltan algunos sentones entre risas, la luna está brillante en lo alto, así que nos indica con bastante claridad el camino, sólo en los trechos entre árboles requerimos realmente de la luz de la lámpara. Al llegar al pueblo es notoria la falta de alumbrado público, el cual no ha sido reparado desde mi anterior visita en julio de este mismo año.
La cena es deliciosa, soy fan de las enchiladas de Potrero, pláticas y risas junto al comal, el viento es menos intenso que la noche anterior, quizá haga menos frío. El silencio crece y el sueño llega, la tranquilidad de la sierra proporciona descanso.
Recién amanece hay que alistarse para salir rumbo a la ciudad, las despedidas siempre son emotivas, afortunadamente no falta tanto tiempo para estar de vuelta, Santiago ya tiene lista la lancha, abrazo fuerte a las señoras que nos bajan despedir, entre ellas mamá Marina y Elvia. La lancha arranca, brazos en alto despiden con sus manos a la distancia, hasta que ya no se ven más, suspiro profundo, gratos momentos que dan bienestar y nutren el espíritu para dar fortaleza a quienes regresamos a la ciudad.
Potrero de la Palmita, Sierra del Nayar
Santiago ya nos esperaba en la cortina con la lancha lista para adentrarse entre los cerros, el motor rugió y los gigantes verdes nos dieron la bienvenida, el nivel del agua está muy alto, recién hubo paso de huracán y aunque afortunadamente en la zona no causo mayores estragos, en las partes de la costa y zonas más arriba si hubo daños mayores.
El nivel alto nos aminora el tramo de subida hacia las cabañas, donde ya nos esperan Celia y Waldina quienes salen a nuestro encuentro, en la cocina torteando el desayuno, están Primitiva y Yolanda, abrazos, sonrisas, la sensación de estar en casa. El almuerzo es rico y fortificante, las tortillas de maíz azul terminan de coserse en el comal de leña, se mira un poco nublado, sin embrago, el sol ya calienta la tierra, caminamos por el pueblo, el agua benefició la milpa, el verde cobija a la comunidad de Potrero de la Palmita.
Recorremos por un costado de la comunidad del lado donde se mira el río que huaynamota, de camino Saludo a Cata y su bebé recién nacido apenas de meses, se va a llamar Alexis, Elvia se une a la caminata y vamos riendo y platicando sobre como le ha ido y como han estado las cosas en el rancho, bajamos por la calle donde vive Basilia, pero está cerrado y no se mira nadie cerca, así que seguimos camino hacia la casa de Benjamín, pues tal como sucedió hace un año está realizando fiesta del tambor y Celia nos invitó, antes bien, pasamos a la tienda para comprar fruta, galletas, cigarros, etc, para ofrecer en agradecimiento.
Llegamos justo cuando el Mara`akame toca el "tepu" (tambor) y los niños sonajean a su alrededor, entre ellos se encuentra Charli, la hija de Celia, quien me comenta que es ya su último año, va de salida. Terminada la ronda de canto, nos acercamos a entregar lo llevado, saludo a todas y todos los que conozco, que ya son varios, ahí anda también Liborio a quien me acerco a saludar, me dice que - ¡que bien que ya anda de vuelta en el rancho! - ya se debería de ir - solo me río, él agrega, - que bueno que nos vienen visitar -.
Ramonita nos ofrece Tejuino, esta suave en esta ocasión, no muy amargo y se siente ligero, dos rondas en esta fiesta fueron suficientes, tamalitos y mandarinas, el retumbar del tambor llama de nuevo a los niños y niñas a sonajear, en los seis años que llevo visitando Potrero, ya me ha tocado estar en varias fiestas del tambor, pero en esta ocasión, hubo algo, que hizo que lograra comprender un tanto más el significado, el simbolismo y el poder de este ritual... no logro ponerlo aun en palabras, es asunto que he logrado plasmar mejor en dibujo, ya luego publicaré al respecto. Agradezco la fortuna de vivir estas experiencias.
Mientras regresábamos a las cabañas vimos que ya estaba todo listo en la cancha y la ramada para los XV años, habría quinceañera en un rato más, se trataba de una de las primas de Estrella, había globos y mesas casi listas, todo en tono durazno tal y como el color de su vestido, cuando pasamos estaban armando el templete para el conjunto musical, por la noche podríamos acercarnos, si así lo decidíamos, al baile.
Ya en las cabañas la comida como siempre, estuvo más que deliciosa, comí todas las tortillas que pude, hay que aprovechar, le dije a Primitiva, a lo que ella contesto, -pues ándale, ya te puse a dorar otra-.
![]() |
Vista a la presa desde Tawexikta, Potrero de la Palmita |
Conversé un rato con Mamá Marina, Elvia y otras señoras mientras la tarde iba apagando la luz del sol, quien se ocultaba allá lejos, del lado d ella cortina, la vista era hermosa, el agua quieta servía de espejo a los últimos rayos de TAU (el sol) mientras algunas nubes algodonosas le hacían compañía, así llegó la tarde noche y encaminamos los pasos hacia la casa de Macario, para la respectiva limpia.
Macario nos recibió con el abuelo fuego ya brillante, saludamos respetuosamente, nos dio a cada cual la respectiva varita de madera y nos indico limpiarnos el cuerpo con ella, para posteriormente dársela como ofrenda y alimento al fuego, la noche seguía algo nublada, pero algunas estrellas nos regalaron su pestañeo, entre las sombras del abuelo, Macario nos habló del costumbre y de los orígenes del mundo, nos comentó sobre la necesidad y obligación de cuidar el planeta, a la tierra y sobre todo, de agradecer la vida.
El clima fue refrescando, para cuando nos retiramos el viento comenzaba a soplar suave, pero frío, hubo que usar suéter, lo que no es muy común para estas fechas, pero eso no impidió que disfrutaremos un rato de las canciones que interpretaba el conjunto en los XV años, fue que se acercaron a saludarme Plácido y Lucía, no llevaba a la ahijada, pero, -ella si pregunta por usted y nos dice que haber cuando le mandamos mensajes- (refiriéndose a cuando se conectan por whats y me graban sus saludos).
La noche fue fría y por la madrugada si caló el viento, pero dormirnos entre los cerros, con la música de fiesta al fondo, la quinceañera y varios de sus invitados al parecer estuvieron bailando hasta las tantas d ella madrugada...
A la mañana se sentía algo fresco todavía, pero ¡que belleza de azul en el cielo! pocas nubes andaban cerca, al parecer el sol quería acompañarnos todo el día, desayuné en casa de Mamá Marina, quien me dijo que me tenía caldo de venado de la fiesta del tambor, así que disfruté de tal manjar acompañado de un vaso de chinirri (bebida de maíz con un sabor similar al tejuino pero que no está fermentado del todo) y claro que con tortillas recién salidas del comal.
![]() |
Desayuno en el rancho, caldo de venado, chinirri y tortillas del comal |
Para mi fortuna, Rubí está de visita, así que tenemos oportunidad de platicar, reír juntas y abrazos, nos parece que recién nos conocimos y han pasado ya varios años, es muy lindo verla sonriente con pequeño Andy Said.
Toca ir a la muestra de Artesanía, de música y danza, Ramón Carrillo ya está listo con su pequeño violín, las mujeres visten sus trajes bordados, el sol brilla y en el caliguey los golpes de pies sobre la tierra despiertan la energía vital.
![]() |
Danza en Potrero de la Palmita |
La mujeres me abrazan, reímos, platicamos, parece mentira que después de 6 años siempre encuentre uno artesanía distinta, nuevos modelos que me acompañan a la ciudad y que promueven el interés de quienes gustan de sus formas y colores, así es como varias personas me han encargado ya piezas y para mí, es un gusto poder colaborar de a poquito con la difusión y la venta de su arte.
El medio día anuncia que el sol estará en pleno, no se ven nubes cerca, las aguas del ríos están apacibles, los azules engalanan a la sierra del Nayar.
Hermosas matas de jamaica son una constante en esta temporada, ya varios tienen sus tendidos al sol, para secarla y poderla vender, mamá Marina tiene la suya, le digo que me aparte unos kilos para la próxima que vaya pues aún esta algo húmeda.
La comida es una delicia; arroz rojo, quesadillas de queso en tortilla de maíz azul acompañadas de ensalada de pepino, jitomate y cebolla en compañía de agua fresca de jamaica son de los places que la sierra y la vida ofrecen sin más.
Nos alistamos para salir rumbo al Cerro Sagrado "Cuate", los niños ya nos esperan, cada que llegamos las primeras preguntas son, -¿van a subir a cerro Cuate?, ¿Cuando? y ya es la hora, debemos darnos prisa pues la puesta del sol en esta época del año es temprano, 5:30 aprox, sabemos que el camino no es sencillo y hay que marcar buen paso para estar en la cima justo a tiempo para ver el atardecer.
Debido a la nutrida lluvia, toda la mata está enverdecida y crecida, lo bueno, es que la vereda está bien marchita, así que no hay pierde, es un trayecto muy hermoso, silencio absoluto, vistas increíbles del paisaje alrededor, compañías a ratos, los niñas y niñas suelen ir a un paso que no siempre se logra mantener, aunque les gusta platicar a ratos y reír, contar que sólo suben al cerro cuando nosotros vamos.
La vista desde la cima siempre vale el esfuerzo físico que cuesta alcanzarla, pero las miradas d los niños ahí siempre brillan más, para nosotros que habitamos en la ciudad es increíble el paisaje al infinito de hileras de cerros en diferencia a los edificios, para ellos, el paisaje es increíble porque se ve Potrero completo desde ahí y saben que comunidades hay tras los cerros que ya identifican, el infinito para ellos y como lo han mencionado, es la sensación tan clara de estar ahí y poder volar...
¿Que más pensaran mientras clavan sus miradas y pensamientos en un punto en particular? El sol se despide, el viento sopla de vez en vez anunciado que la noche será fría nuevamente, a lo lejos los últimos rayos del sol nos desean u buen viaje, la noche está llegando.
Nos alistamos para salir rumbo al Cerro Sagrado "Cuate", los niños ya nos esperan, cada que llegamos las primeras preguntas son, -¿van a subir a cerro Cuate?, ¿Cuando? y ya es la hora, debemos darnos prisa pues la puesta del sol en esta época del año es temprano, 5:30 aprox, sabemos que el camino no es sencillo y hay que marcar buen paso para estar en la cima justo a tiempo para ver el atardecer.
Debido a la nutrida lluvia, toda la mata está enverdecida y crecida, lo bueno, es que la vereda está bien marchita, así que no hay pierde, es un trayecto muy hermoso, silencio absoluto, vistas increíbles del paisaje alrededor, compañías a ratos, los niñas y niñas suelen ir a un paso que no siempre se logra mantener, aunque les gusta platicar a ratos y reír, contar que sólo suben al cerro cuando nosotros vamos.
La vista desde la cima siempre vale el esfuerzo físico que cuesta alcanzarla, pero las miradas d los niños ahí siempre brillan más, para nosotros que habitamos en la ciudad es increíble el paisaje al infinito de hileras de cerros en diferencia a los edificios, para ellos, el paisaje es increíble porque se ve Potrero completo desde ahí y saben que comunidades hay tras los cerros que ya identifican, el infinito para ellos y como lo han mencionado, es la sensación tan clara de estar ahí y poder volar...
¿Que más pensaran mientras clavan sus miradas y pensamientos en un punto en particular? El sol se despide, el viento sopla de vez en vez anunciado que la noche será fría nuevamente, a lo lejos los últimos rayos del sol nos desean u buen viaje, la noche está llegando.
La noche y su oscuridad nos acompañan en la bajada, la tierra está seca y hay piedras sueltas, incluso los niños se resbalan, no faltan algunos sentones entre risas, la luna está brillante en lo alto, así que nos indica con bastante claridad el camino, sólo en los trechos entre árboles requerimos realmente de la luz de la lámpara. Al llegar al pueblo es notoria la falta de alumbrado público, el cual no ha sido reparado desde mi anterior visita en julio de este mismo año.
La cena es deliciosa, soy fan de las enchiladas de Potrero, pláticas y risas junto al comal, el viento es menos intenso que la noche anterior, quizá haga menos frío. El silencio crece y el sueño llega, la tranquilidad de la sierra proporciona descanso.
![]() |
Vista hacia los Picachos envueltos en nubes |
Recién amanece hay que alistarse para salir rumbo a la ciudad, las despedidas siempre son emotivas, afortunadamente no falta tanto tiempo para estar de vuelta, Santiago ya tiene lista la lancha, abrazo fuerte a las señoras que nos bajan despedir, entre ellas mamá Marina y Elvia. La lancha arranca, brazos en alto despiden con sus manos a la distancia, hasta que ya no se ven más, suspiro profundo, gratos momentos que dan bienestar y nutren el espíritu para dar fortaleza a quienes regresamos a la ciudad.
![]() |
En la lancha rumbo a la cortina de la Presa de Aguamilpa |
No hay comentarios:
Publicar un comentario