VISITA 30 COMUNIDAD POTRERO DE LA PALMITA, MUNICIPIO DEL NAYAR

Martes 16 de julio de 2019, el Sol nos da la bienvenida a Tepic Nayarit, el clima está agradable, a diferencia del frío de la noche anterior en la CDMX, la calidez nos invita a quitarnos el suéter y pensar que en la sierra hará calor, después de desayunar unos ricos tacos de asada, la combi emprende la marcha hacia la presa de Aguamilpa, como ya es costumbre, se detiene recién salimos de tepic para comprar en los locales, en esta ocasión; pastura para los animales -"de la de $130, porque de la de $110 es puro polvo"- y -"ponme 3 charolas de modelo".

El trayecto deja ver que las lluvias recién comienzan, pedazos de la serranía aún están secos, pero el verde comienza a extenderse, el calor está bueno y en conjunto con el ir y venir ocasionado por las curvas, adormila al pasaje, pero antes de sucumbir al arrullo, se deja vislumbrar ya la pared de concreto de la presa, el nivel no está muy alto, ahora si nos va a tocar caminar buen trecho hacia las cabañas.

El señor Isidro ya nos espera en el embalse, "la lobina" enciende motor, el viento nos da de frente, los cerros nos permiten el paso una vez más, algunas nubes reposan sobre las cimas, el agua aún no está del todo revuelta, es un hecho que "aún no comienzan las lluvias de las buenas". En las cabañas está  cuidando Helena Villa, la saludo con abrazo, dejo mis cosas y le digo que voy a buscar a Waldina para que me prepare un cuarto, antes de salir, me doy cuenta de que ahí anda Mónica "la recamarista" la saludo y el digo que regresó en la tarde.

Potrero de la Palmita

Potrero está radiante, el cielo despejado impacta directo al corazón con un azul sublime, eso sí, el calor impacta igual de fuerte, la sombra es un bien preciado que se disfruta al por mayor, el silencio reina, nadie anda fuera, voy directo a casa de mamá Marina ha avisar que ya llegué. 

Mamá Marina elaborando artesanía

Abrazos fuertes me reciben, está ahí también mi comadre Lucía con los pequeños Tadeo y Gali, Alejandro está también en casa, todos a la sombra de un árbol que provee de frescura. Platicamos y reímos, a poco rato llegó Estrella, siéntense a comer dijo mamá Marina, ya veníamos saboreándonos las tortillas calientas del comal y el pescado, delicia de sazón con ese toque que sólo da el comal a la leña y además frijoles recién hechos.

Delicias del sazón de la sierra del Nayar

Poco rato después llegaron Miguel y papá Liborio que andaban limpiando allá arriba donde está el arrollo, ya es hora de sembrar y hay que preparar el coamil. Nos saludamos con alegría y gusto de volvernos a encontrar, más pláticas y nuevas risas, la hamaca está en un nuevo lugar, bajo el fresco de un árbol más grande, ya me llegará mi turno, mientrastanto papá Liborio duerme a gusto "columpiándose" suavecito.

Calihuey de la Comunidad

Cuando fuimos a la tienda, me encuentro con una nueva construcción frente al depósito, es un calihuey recién hechecito, me comentan que es de la comunidad para retomar las ceremonias en conjunto, yo sabía que había calihuey comunitarios en otros sitios, sobre todo en las cabeceras municipales, está genial que lo retomen ahora en Potrero, eso ayudará ha afianzar el costumbre y que no se pierda la tradición, me da mucho gusto.

Después de un rato voy finalmente con Waldina, quien para mi sorpresa está embarazada, la felicito y le digo que me quedaré sólo unos días y que Mónica ya me tendió un cuarto, me dice que está bien, le digo que la vi en televisión, pues unas semanas antes, se transmitió una serie de reportajes sobre la comunidad en los que salieron varias personas que conozco, le da mucha risa por recordar las entrevistas y me dice -" si, aquí anduvieron unos días"-.

Se va la tarde y el sol con ella, pero no así el calor, afortunadamente aún no hay zancudos, así que puede uno andar uno agusto, cenamos y nos dimos las buena noches.

Metzeri en la sierra del Nayar

Dormir en la sierra, con ese silencio profundo y la luz de plata iluminando los sueños, no tiene comparación, el descanso es igual de profundo.

Por la mañana el desayuno en casa de mamá Marina es rico como siempre, platicamos mucho mientras realiza artesanía, admiro las nuevas piezas que me muestra, diseño diferentes en cada visita, pero todos llenos de gran colorido y con la presencia de maxa yuawi.

Pollito posando en la chaquira

Pase toda la mañana en la hamaca, meciéndome bajo la sombra fresca, escuchamos música, voy a la tienda cuando es necesario, comemos cuando regresan de sembrar Miguel y papá Liborio, por la tarde voy a casa de mamá Basilia, le llevo algunos presentes, en el camino reparo en que arreglaron el calihuey donde se realiza la muestra de danza y también la ramada de la artesanía, ya no está desvencijado y tiene nueva palma, se ve todo muy chulo.

Nueva ramada en la artesanía

Se ha nublado un poco, conforme avanza la tarde se acercan alguna subes grises, en casa de Basilia, sólo está ella, mi hermano Chaca y los niños, nos abrazamos, platicamos mucho y reímos, pero el pequeño Tadeo está enfermo tiene fiebre y mucha tos, sin embargo, eso no es impedimento para jugar con las burbujas que le obsequio, jugamos a romperlas en el aire, las carcajadas no se hacen esperar.

Artesanía realizada por Muvieri Medrano

Mi hermano aprovecha para hacerme entrega de un cuadro de chaquira que le había encargado, lo había visto en un video que poste en Facebook de una entrevista que le hicieron cuando estuvo en una feria de artesanías en Orizaba Veracruz, en él se miran unos híkuris rodeados por venados y alacranes, desde que lo ví me gustó mucho y le dije que yo quería uno así.

Envolviendo el encargo

Esta ocasión aproveche para llevarles varios metros de manta, tanto a mamá Marina, como a mamá Basilia, llevé de dos tipos para ver cual ramaje les resulta más apto para su bordado, ya me habían comentado que les hacia falta para hacer unas blusas y poderlas vender, -"es algo que se vende bien"-, así que ya me dirán cual resulto mejor para llevarles más.

Acordamos que regresaría al día siguiente ya que estuvieran los compadres, para ir a comer, me despedí después de una amena tarde, pues no tardaría en comenzar a llover.

Cima de cerro Cuate

El viento se hizo presente y ya se veía que el agua estaba cerca, en el camino me encontré con mamá Marina y Estrella que venían de la clínica, comenzó a llover y apenitas y alcanzamos a llegar a su casa cuando se soltó el aguacero, a poco rato llegó Elvia, nos la pasamos platicando y riendo en el cuarto de Marina quien había preparado atole de ciruela bien delicioso. La noche llegó, los sapos comenzaron a cantar haciendo notar su presencia, ya solo briseaba cuando Elvia me encaminó a las cabañas, nos dimos las buenas noches, la oscuridad era casi total pues la luna estaba bajo el manto de nubes.

Calle principal de Potrero de la Palmita

Conforme amaneció y transcurrió la mañana se fue despejando nuevamente el cielo, el calor ahora se acompañaba de un gran bochorno, -"la lluvia fue buena, pero no alcanzó a refrescar todavía"-.

Javier anduvo revisando la maya por la madrugada, Miguel llevó unos pescados pequeños que mamá Marina puso en el comal, cada que alguien se acercaba a mirarlos, reían a acusa de su pequeñas dimensiones.

pescaditos en el comal

Desayunamos y platicamos de como es que las lluvias se habían tardado, pero afortunadamente parecía que ya llegaban y la milpa crecería bien, ahora no debía llover demasiado, sino -"lo suficiente nomás"-.

Mamá Marina

Estuve platicando un rato con Javier, al parecer no hay mucho pescado aún, me cuenta como le fue en Huaynamota en semana santa que fue a visitar al santo, como sentía qu era no llegaba porque se habían equivocado de camino y -"el calor estaba bien machín"- pero finalmente lograron llegar y pasar con el santo, -"hubo muchísima gente"- me dice, pero cumplió.

La cita en casa de Basilia es la una, así que les digo que regreso por la tarde, el sol está de nueva cuenta en su máximo, me encuentro a Chaca con los niños en la tienda, fueron  a comprar hielo para hecharle al agua fresca, es de tamarindo para acompañar un rico caldo de pollo en jitomate, ahora si están los compadres, recién llegamos se llevan a bañar a los niños para que estén más frescos, el nene se queda dormido, ya está mejor de la tos, Gali no se ha enfermado tan fuerte me dice Basilia, platicamos de como es el clima en la ciudad de México en comparación a Potrero, de que ojalá y lleguen visitantes en la semana antes de que llueva todo el día. 

Casa de mamá Basilia

Me cuentan que los compadres fueron ayer a la palmita y apenitas y llegaron antes de que comenzara la lluvia fuerte, trajeron un poco de nanche y me convidaron, ¡estaba bien bueno! como dicen allá.

Les llevé las fotos que les debía desde el año pasado, justo cuando había ido en julio y habíamos comido tunas rojas, me dicen que para el próximo año sale Gali del kínder y que habrá que ir a la clausura como su madrina, así que habrá que ir viendo fechas.

Me despido ya que al día siguiente salgo temprano para tepic y luego para guadalajara, así que les agradezco como siempre la calidez y el cariño con el que me reciben, me dicen que ahí me esperando cuando vuelva, les abrazo fuerte y les agradezco de nueva cuenta.

Burro paseando en la cancha

Ya de vuelta me encuentro un burro paseando por la cancha, ha de andar buscando sombra porque a un lado está la ramada, voy para casa de Marina, pero primero paso a la tienda donde por cierto no he visto a Yolanda y aprovecho para preguntarle a la chica que atiende donde anda ella, -"se fue a Tepic porque ya se iba a aliviar, va tener una niña"- me dice, ¡oh que bien!, le digo, me la saludas ahora que regrese, -"si, yo le doy su recado"-.

En casa de mamá Marina

Ya en casa de Marina, papá Liborio está platicando con el esposo de Lina y con Diego, un chico de la ENAH del que todo mundo me había comentado: -"ahí anda un muchacho que es de tu rancho, también viene de México"- me decían, saludo, rato después ya platicaríamos un poco, él está haciendo su tesis, me pregunta porqué es que ando yo por esos lares, le cuento brevemente cómo es que llegué yo a Potrero y porqué, el hace lo propio, intercambiamos alguna impresiones, le paso mis datos de contacto para que pueda ahondar un poco más en como fue mi investigación de maestría, pero aclarando que ahora eso quedó un poco atrás, que Potrero ya es parte de me vida, los lazos de cariño y amistad han trascendido la investigación y han germinado en "familia".

Papá Liborio forjando cigarros

Paso gran parte de la parte platicando con papá Liborio, hablamos de como explotan el híkuri en San Luis, me cuenta algunas de sus experiencias en los caminos hacia territorios sagrados, las dificultades de ponerse de acuerdo, los chismes, la falta de comunicación, los cambios, las distancias tanto geográficas como de pensamiento, siempre es rico conversar con él, no sólo por lo que me cuenta, sino por la forma en que lo hace, posee un muy peculiar sentido del humor, conforme pasa el tiempo vamos teniendo más confianza, antes casi que sólo hablaba de ciertos temas si estaba ebrio, pero ahora, ya también lo hace sobrio, yo agradezco infinito la oportunidad de compartir con él y con toda la familia que me permite compartir con ellos, sus días, sus pensamientos, sus sentires, su vida.

Se hace de noche, cenamos, llevo galletas, canela, café, -"tu papá te va extrañar más en la noche" me dice Marina, -"nosotros ni cenamos, sólo cuando vienes tu hacemos canela de noche, pero tu papá luego si pide tortilla porque tiene hambre"- me río.

Les digo que me voy al día siguiente porque ya regresó a trabajar el lunes, papá Liborio me dice, -"cómo así, ¿no te vas a quedar a mi payaso otra vez, se me hace que lo haces apropósito para no estar verdad?"-, nos reímos, le digo que no es apropósito, -"diga que se enfermó y que no puede ir, que ya que se alivie llega"-, que más quisiera yo, le contesto, pero hay que ir a trabajar para poder regresar, -"yo digo que ya mejor quédese aquí, ¿a qué va allá?"-, nos reímos de nuevo, me tiene que limpiar antes de irme, -"eso sí, en un rato más"-. Y así lo hizo, con sus muvieris y con humo de tabaco en esta ocasión.

Llueve de nueva cuenta, al menos refresca un poco en esta ocasión, los sapos se atraviesan por el camino, quisiera que la noche durara más, pero amanece temprano, como corresponde en esta temporada, el agua fría al bañarse refresca casi que sólo al instante de tocar la piel, minutos después el calor ya está de nuevo latente en la piel.

Enchiladas de la sierra

Mamá Marina prepara deliciosas enchiladas para despedir la visita, no me quiero ir y ella no quiere que me vaya, pero nos abrazamos y nos despedimos, te voy a llevar hasta el río me dice, caminamos por la banqueta, el solar esta radiante de color verde, la lluvia le sienta muy bien.

Solar de la casa de mamá Marina

Me despido de Alejandro, de Cata, de Miguel, de Estrella, Elvia se va conmigo porque va para Tepic, su papá nos llevará en la lancha, Silvia me acompaña también, me obsequia un hermoso collar con su par de aretes, -"en azul porque así te gusta"- me dice, le doy las gracias y un fuerte abrazo.

Vista del cerro Cuate desde el Río en Potrero

Nos acompañan hasta la ramada, bajamos el trecho que falta hacia la orilla del río, con sus manos nos despiden, el día será soleado nuevamente, digo hasta luego y gracias, el motor se pone en marcha.

Sierra del Nayar

Elvia y yo vamos en la lancha que maneja su papá mi compadre Isidro, nos sonreímos, ambas quisiéramos quedarnos un poco más, pero tenemos otros compromisos. La sierra del Nayar va quedando atrás, y una parte del corazón también.