Viernes 17 de diciembre, el sol está en lo alto, la calidez se agradece pues en la Ciudad de México hacia bastante frío, Estrella, Elvia, Dylan y yo almorzamos mariscos en Tepic para después tomar la combi que nos deja en la cortina de la presa de Aguamilpa, está todo muy tranquilo, el nivel del agua sigue bastante alto, sobresalen del agua estructuras de madera de los puestos, no hay mucho movimiento, ya es como medio día, tomamos la lancha hacia Potrero, la emoción se hace presente en mi cuerpo, una vez más, el latido de mi corazón se acelera como la primera vez hace 9 años, la vista es maravillosa, los cerros imponentes guardianes nos reciben con abrazos de viento fresco.
 |
Vista desde la cortina en la Presa de Aguamilpa |
En las cabañas esta cuidando Ventura con Vane y Ricky, nos abrazamos de gusto, platicamos un rato, la tranquilidad se respira en el ambiente.
 |
Tawexikta, Potrero de la Palmita Municipio del Nayar |
La comida es una puerta a un mundo de sensaciones, una tarde Luisa me busca porque su mamá Silvia me invita a comer tostadas, es una composición de colores, sabores, olores y texturas, un deleite para los sentidos, alimento para el cuerpo físico para también para el espíritu, el ambiente que se genera alrededor del fogón y de la mesa, el trabajo colaborativo de quienes cocinan y preparan, el compartir el alimento, la charla y la risa, porque siempre está presente el buen humor y el ánimo por disfrutar.
 |
Tostada de pollo en casa de Silvia |
La calidez de cada familia, de cada casa, de todas y todos quienes se reúnen en los diversos momentos del día y de la noche, el intercambio de ideas, de saberes, de experiencias, que si uno ya conocía tal lugar, que si ya ha probado tal alimento, o cómo lo preparan allá donde tu vives... una escucha atenta e interesada, una humildad al compartir lo que se sabe, es tan agradable estar bajo los árboles, bajo el cielo estrellado, alzar la vista, encontrarse con la luna, las nubes, los cerros, el ambiente fresco de la sierra en invierno.
 |
La noche en casa de mamá Marina |
Algunas noches uno se va a dormir en las cabañas y es arrullado por el sonido del agua contra las rocas en la orilla del río, el viente puede ser suave o arreciar un poco, la palma en los techos también genera un sonido muy peculiar que te va llevando poco a poco al sueño, una de esas madrugadas, brisio un rato, así que amaneció nublado, el ambiente se percibe un poco húmedo, pero hay de dos, o refresca o sale el sol y calienta con todo, este día en particular refresco poco, las nubes permanecieron a lo largo del día, eso favoreció a quienes tenían que andar en el coamil o trabajando en sus parcelas de "sembrando vida", después por la tarde el viento se llevaría de a poco las nubes.
 |
Cerro Cuate |
De los momentos siempre gratos, es la reunión de las mujeres en la artesanía, ya sea que se les haya llamado por la bocina desde las cabañas para indicarles a que hora estar listas en el tendido o bien, que hayan visto que llegaron turistas y andan por la calle principal, se va pasando la voz y salen de prisa para llegar corriendo a tender mantel y distribuir la artesanía; aretes, collares, pulseras, broches, morrales, blusas, figuras enchaquiradas, cuadros de estambre o chaquira, todo realizados por mujeres, hombres, niños y niñas que se han ido enseñando desde pequeños, el colorido siempre es atractivo, hay tanto que de pronto como ya no ves, hay que recorrer más de una vez los puestos y mirar con calma, entre los visitantes nunca falta quien dice, -¿eso donde lo compraste? yo no lo miré-, allá con la señora tal se escucha la respuesta, y ahí va uno de nuevo a mirar con otros ojos para ver lo que ahí estaba...
 |
El tendido de artesanía |
Durante nueve años he tenido la dicha de apreciar la naturaleza, el entorno de la sierra que siempre trastoca la percepción un tanto acostumbrada a la ciudad, si bien afortunadamente no sólo veo edificios y cemento, no hay comparación con la increíble vista que hay en Tawexikta, es un deleite tan sólo mirar hacia el río, los cerros, el cielo azul, las nubes, sentir la brisa del viento... en verdad es como sentirse en otro sitio, inclusive en ocasiones me ha dado la impresión no sólo de sentirse fuera de lo cotidiano, sino que inclusive del planeta... o será que ya he leído mucha ciencia ficción, pero es que esa sensación de extrañeza y maravilla a la par es tan peculiar, la luz, los colores, los sonidos, el cuerpo, el ser de uno se encuentra sorpresivamente en otra tiempo-espacio, sacudido por el cambio ante lo que suele vivir en el día a día en la ciudad, son experiencias únicas y extraordinarias que agradezco enormemente a la vida.
 |
Atardecer en Tawexikta |
En una sola tarde el cambio de atmósfera fue apabullante, fueron múltiples tonos de luz y de la textura en las nubes, el ocaso duró lo que tenía que durar, pero por un instante, me hizo sentir como si hubiesen varios en diferentes días o temporadas, es eso que comentaba más atrás, esa extrañeza que tuerce los sentidos, abarca por completo la atención y el tiempo es otro, la intensidad de los colores cuando el sol va quedando tras el horizonte contrasta con saber que de hecho lo que viene es la noche, la oscuridad, las estrellas se hacen presentes, lo que otrora resaltara con una luminosidad radiante, queda tan sólo insinuado con siluetas negras.
 |
Vista desde Tawexikta |
La noche crece y los animales la reciben con sigilo, como suele ocurrir , a veces por la madrugada pareciera que todos ellos comienzan una gran asamblea, donde sus voces intercambian mensajes, la oscuridad reina, aún falta para el amanecer, pero ellos tienen bastaste que contar, uno vuelve a conciliar el sueño, los sueños emanan lo que corresponde, regresa el sol, al amanecer, la luz, los colores radiantes de vida dan los buenos días, el cielo luce ese azul que la sierra ofrece a quienes se dan el tiempo de observar.
 |
Calle principal Potrero de la Palmita |
Esa mañana, en casa de mamá Basilia disfruto de la delicia de comer tortillas azules con un exquisito guiso de nopales y frijoles de la olla, sabe que es de mis preferidos, se antoja sólo oler las ollas en la lumbre, tan sólo recordar me hace salivar... de nueva cuenta el disfrute del compartir agradeciendo, platicar, reír, sentirse satisfecho no sin antes aceptar un segundo plato, como decir que no, el agua fresca es una delicia, la jamaica es de la reciente cosecha, no se puede pedir más.
 |
Delicias de la sierra del Nayar |
Después de comer tan delicioso caminamos un poco por el pueblo, fuimos pal lado de la cancha de futbol, han pasado varios años y la escuela primaria no ha cambiado mucho que digamos, me hizo recordar cuando fui a la salida de los de sexto y me tocó ver a Onésimo bailar, se le extraña un montón, sonrisas hasta donde esté.
 |
Primaria en Potrero de la Palmita |
Ese lado del pueblo siempre me ha parecido mucho más tranquilo, más bien, hay menos movimiento, pero es como un plus ultra de tranquilidad, jajaja, muy callado, con más vegetación, yo creo es porque está ya pegadito al cerro, unos días después me tocaría bajar por ese lado y conocer esa zona.
 |
Potrero de la Palmita |
En cambio el Kinder si que ha cambiado bastante, tiene un patio de cemento techado con lámina, lo bardearon y le hicieron más grande las aulas, me contaron que las bugambilias que están ahí las plantaron hace como 20 años y siguen re chulas, floreando, llenando de vida y color el espacio de los peques.
 |
Kinder de Potrero de la Palmita |
A veces hay campañas de salud y la mejor forma de hacerlas visibles es pintando en los tanques de agua que están sobre la calle principal, la labor de prevención tiene presencia en la comunidad.
 |
Tanque de agua a fuera de la iglesia |
A veces tengo la sensación de que cuando camino por el pueblo, camino con total tranquilidad, sin prisa, el sol baja, la luz es amarilla y se va tornando ámbar, se comienza a ver más movimiento pues ya no está el sol de lleno, una de las escenas que más disfruto es la de ver el Cerro Cuate, con el sol bajando por la tarde.
 |
Cerro Cuate |
No termino de entender bien el porque de la construcción del depósito, que es algo así como el sitio para ir a tomar, lo que sí, es que mi hermano Muvieri Medrano está trabajando en un mural en la barda principal de la entrada y le está quedando bien padre, le ha trabajado mucho, ya que esté terminado le voy hacer una entrevista para que nos comparta en que se inspiró y qué encontramos en sus elementos.
 |
Mural en proceso en Potrero de la Palmita |
Una mañana hubo que levantarse más temprano y acompañar a mamá Marina a su parcela de sembrando vida, caminar los cerros que están derecho siguiendo la calle principal, que fresco el ambiente, aunque el sol ya calentaba si te quedabas con él... había que ir a regar , durante el trayecto me fue contando que antes vivían más para ese lado, que hay un arroyo y un ojo de agua, hay árboles grandes para ese lado, contrasta un poquito con la vegetación de cercas de la comunidad.
 |
Marina |
Mientras más caminas, hay más y más cerros para donde se mire, todo verde, el sol radiante, el sonido del agua corriendo por un pequeño arroyo, otro espacio de total tranquilidad, hay que ir a hecharle agua a los árboles de limón y de mangó, esos son los que más o menos están creciendo, porque las amapas y la caoba como que no terminan de afianzarse, les falta más agua, donde están les da mucho sol, me dicen.
 |
Entre los cerros |
Mirando el pequeño arroyo al levantar la vista, me encontré con que en una rama una lagartija cambiaba de piel, parecía como se estuviera quitando la pijama, con algo de fuerza pero despacio, creo que sintió mi presencia y se quedó completamente quieta, así que mejor me retiré para no cohibir su acción.
 |
Cambio de piel |
Después de regar la parcela de mamá Marina, caminamos hacia el lugar donde vivieron hace mucho tiempo y donde quieren levantar de nuevo un ranchito, el sol ya está bien arriba asolando con todo, la luz es intensa, se miran los restos de una construcción, es la parte alta de ese cerro, de noche imagino que el cielo despejado deja ver un sin fin de estrellas, ahí al estar más en alto y oscuro la vía láctea se ha mirar espectacular.
Seguimos caminando para bajar por el otro lado, hay mucho pastizal, el cerro Cuate se mira todo el camino como vigilando quienes se acercan hacia el río, caminamos hasta bajar por la cancha de futbol, fue padre conocer esa otra zona, hacia cada cerro el terreno es diferente, son como muchos hábitats pequeños, es de una diversidad bien rica esa zona.
 |
Marina y cerro Cuate |
Cada que voy la casa de mamá Marina tiene nuevos habitantes, esta vez me encontré con una congregación de animalitos y mascotas, puerco, burro, chivos, perros, gato, y una chivita la cual sigue a Marina como si fuese su mamá, la sigue para todos lados y se acuesta a sus pies, la alimentan con leche porque todavía es muy pequeña, anda jugando con el gato y los cachorros, aunque hay que decir, que el gato es muy juguetón y se lleva pesad con todos, pero aún así parecieran todos hermanitos, haber ya que crezcan más los cachorros si el gato la sigue librando...
 |
Marina y sus compañeros |
Además de las tortillas directas del comal, el chicharrón de pescado es uno de los platillos que más me gustan, a grado tal, que sólo nombrarlo me hace aplaudir, lo cual causa risas, es toda una consigan decir en tono cantadito -¡chicharrón!- insertar tres aplausos rítmicos, ¡chicharrón! insertar tres aplausos rítmicos, jajajaja
 |
Taco de chicharrón de pescado |
Cuando les toca cuidar a las mujeres en la cabañas, sus maridos o hijos las van a acompañar para desayunar y aveces a comer, pero por lo general suelen estar solas o con algún niño o niña que más bien se la pasa viendo la tele, lo que da la oportunidad de conversar y escuchar sus experiencias, conocer sobre ellas, que sienten, que piensan, que extrañan, con que sueñan, esta vez conversé mucho con Ventura los primeros días y después con Basilia Martínez, en ambos casos me contaron acerca de "Anakie" (las juntas) lugar sagrado, la isla que desde la primera vez que fui a Potrero me habían señalado, ya que ahí se unen los dos ríos que bajan de las montañas, pero esta vez me contaron lo que había abajo, antes de estuviera la presa, lo cual me resultó bien interesante.
Creo que nunca había tenido oportunidad de hablar tanto con Basilia Martínez y esta vez lo disfruté mucho, nos tiramos en el piso porque la dos teníamos sueño y flojera, ella me contó sobre su abuela, yo le escuché muy atenta y llena de sentires por lo que me narraba, me compartió historias de cuando era chica, de cuando se casó, cuando iba al lugar sagrado a dejar la ofrenda. Una característica de cuando las mujeres cuentan algo, es que lo describen, detallan las formas, las texturas, los colores, así como lo que les hacía sentir, eso es tan rico, tan cercano y profundo, les agradezco mucho la confianza.
 |
Basilia Mtz y Marina |
Es increíble la variedad de elementos para combinar al momento de cocinar, pero aún y con que diario fuesen tortillas y frijoles yo sería feliz, sin en cambio, preparan guiso con pollo, con pescado, con lo que saquen del río, como estos tipo langostinos, son bien carnosos, conforme los cocinan van cambiando de color...
 |
Marina torteando |
Pasar la mañana en las rocas frente a las cabañas es un deleite, el silencio es tal que se escucha el revoloteo de los pequeños colibrís, el cielo inmenso en azul intenso, el cerro cuate vigilante, el río con sus aguas tranquilas hasta que atraviesa una lancha y rompe por un momento la calma, pero apenas pasa, es como si se cerrara una reja y la paz regresara.
 |
Tuxa |
Hubo fiesta de tambor en el manguito, el rancho donde vive Anselma, por diversas circunstancias no logré ir, pero por la noche los cantadores se reunieron en el fuego del solar de mamá Marina, así que para la mañana siguiente tuve la fortuna de comer caldo de venado, es siempre será para mí como una bendición, agradecida con el venadito por alimentarme una vez más.
 |
Caldo de Venado |
A veces me dicen que si no me aburro de estar sola ahí en las cabañas mirando el río, les digo que no, que lo disfruto enormemente, que por eso voy, quienes han estado en cdmx les digo, tu sabes como es la ciudad y lo diferente que se está aquí, inclusive varias personas que con sólo haber estado en Tepic, saben el contraste que es, comprenden la fortuna de gozar de silencio, tranquilidad, del espacio abierto, el aire limpio... La variedad de colores, la transformación de la tarde en noche, el disfrute de respirar profundo y mirar el horizonte.
 |
Ocaso en Tawexikta |
Había un pendiente que cumplir, el viernes 24 salimos temprano rumbo a Huaynamota, río arriba, el viento era frío, despiertas porque despiertas... pero que hermosos paisajes, es ir entre los cerros como un mini cañón, las aves a la orilla, las nubes alejándose y despejando el cielo, no es temporada de peregrinos pero el camino está super claro, al bajar de la lancha hay que comenzar la subida por la vereda para cortar camino, el sol asoma tras el monte, ya tenía ganas de caminar así...
 |
Camino a Huaynamota |
Caminamos sin cruzarnos con nadie, bastante apacible el recorrido, con un arrollo, unas vacas pastando, el sol dando la bienvenida hasta llegar donde se sitúa la pista de aterrizaje de la avioneta que traslada peregrinos sobre todo en semana santa que es cuando se dirigen a presentarse ante Tamazitka el padre Jesús de Nazaret un santo muy milagroso según dice la gente que le ha pedido y le han concedido, así que entre los que van a pedir y los que van a agradecer el sitio se llena, llegan de diversos lugares tan cercanos como el mismo Tepic o tan lejanos como los Estados Unidos
 |
Panteón de Huaynamota |
El pueblo es pequeño, la cancha está a un costado de la iglesia y frente a la primaria Cuauhtémoc, es un sitio muy conocido en la zona y al que hay que ir al menos una vez al año según las creencias de las personas de las comunidades cercanas.
 |
Primaria en Hauynamota |
Después de dejar la ofrenda ante el Santo Jesús de Nazaret, Tamatzica.
 |
Iglesia del Santo Jesús de Nazaret Tamatzica |
Bajamos entre los cerros para llegar al embarque junto al río y subir a la lancha, el sol ya calentaba así que pudimos disfrutar del paisaje y el "paseo por el río", los peñascos a los costados eran increíbles
 |
Bajando por el río Huaynamota |
Están conformados por rocas de diversos colores y tonalidades, conforme les de la luz del sol los perfiles y las formas cobran mayor realce y hay momentos en los que pareciera que de un momento a cobrarán vida esos ancestros.
 |
Peñascos ancestros |
Para la noche habrá pozole de puerco, mamá Marina se pasa gran parte del día preparando todo. |
Preparando el pozole |
Liborio y Norry prepararon "La botana". La tarde noche transcurre compartiendo comida, bebida, plática, risas, regalos, abrazos, la noche crece, las estrellas brillan y se mueven sobre nosotros, los personajes que habitamos la jícara.
 |
Botana |
Cuando suelo llegar a Tawexikta a las cabañas, Mónica la recamarista, prepara un espacio para mí, ya es costumbre que prepare "mi cuarto", hasta las niñas dicen -"ya es tu cuarto verdad"- en la cabaña uno.
 |
Cabaña 1 en Tawexikta |
Es día de recalentado, así que los tamalitos esperan, la botana tiene una segunda vuelta y el sabor crece, parece increíble pero -todo sabe aún más mejor-, suelen decir y dicen bien, el sol está a todo, así que la sombra bajo los árboles se disfruta y se busca.
 |
Quesadilla y tamal |
En esos días llaman a la artesanía, al mara´akame, los músicos y danzantes, así que hay que aprovechar para ir a acompañar la danza, disfrutar de las notas del violín que toca Ramón Carrillo. |
Danza |
Han pasado 9 años y hay un cuadro de estambre que ha cambiado de lugar dentro de la cabaña uno, pero siempre acompaña mi estadía, a veces siento como si fungiese como un espejo, siento como si yo fuese la que está en ese cuadro ...
 |
Cuadro de estambre |
Hubo quince años y me invitaron, así que me quedé un día más de lo previsto, comí la tradicional birria, me divertí mucho con las niñas, reímos muchísimo, miré como bailaron el vals, como acostumbran dar los regalos, acompañar a la quinceañera y luego el baile con grupo en vivo, toda una variedad de personalidades bailadoras.
Por la mañana acompañé a mamá Marina al molino, varios de quienes fueron a la fiesta andaban crudos y crudas, así que me los encontré afuera del depósito curándosela, aproveche y me despedí de algunos.
 |
Molino en Potrero |
El ambiente siempre tranquilo, el sol cálido, las últimas tortillas de esta vuelta a la sierra, me prepararon chicharrón de pescado para traer a la cdmx, así como una buena dotación de tortilla azul, que más puede uno pedir, sino agradecer de todo corazón, llego la hora de despedirse.
 |
La Chivis y el Gringo |
Me acompañaron al río Mamá Basilia, mamá Marina, Elvia, Estrella, Silvia, Emilia, Luisa, me subí a la lancha, el viento aún no estaba fuerte, así que no brincó tanto, al llegar a la cortina me despido de mi compadre Isidro, agarro rumbo a Tepic, ya tocará (esperemos y pronto) regresar a los cerros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario