La resolana tiene una luminosidad intensa, es sorprendente como resaltan los colores entre la hierba, las flores tienen esos tonos vibrantes que caracterizan tanto las ropas de las mujeres, así como mucha de la artesanía de chaquira y los cuadros de estambre.
El espíritu se regocija al observar los distintos colores, los tonos, las formas de las flores, de las hojas, de los insectos que se alimentan del polen y esparcen la vida por donde vayan.
"Pinta" alimenta a los perritos, los propios y los de la comadre, hay cachorros por todos lados, se pelean como niños, se muerden la oreja, se jalan la cola, se corretean, duermen unos sobre otros, se acuestan formaditos, como piezas de un rompecabezas que encajan en el momento de armar la imagen.
A la distancia, Pancho el gato los mira como supervisando que todo vaya bien y aunque también a él le llegan a jugar pesado mordiéndolo o aventándolo, todos sabemos que el que manda ahí es él, tiene su lugar junto al fogón donde duerme, pero también vigila.
Es fácil dormir profundo, no hay ruido o bien el viento te arrulla, transcurre la noche, el sol ha librado una batalla más y renace tras los cerros, al salir de la cabaña y estirarte para terminar de despertar, una vista como esta te roba el aliento y te tallas los ojos porque es increíble lo que ven tus ojos, los colores, la definición, la luminosidad, el silencio y la tranquilidad te hacen pensar o quizás más bien dejas de pensar, el regocijo interno es tal que el llanto está a punto de salir a la vez que una sensación de felicidad y gratitud se sobrecoge.
Festejar una año más de vida de mamá Marina, maíz para hacer Kwitsari-pozole, se fueron las nubes el calor sigue, las pláticas bajo la sombra de los árboles son tan ricas como la comida y nutren como ninguna otra.
El Cerro Cuate a la distancia se acompaña de un cielo azul intenso, ese verde vivo de la temporada de aguas hace que la escena parezca como de un cuento, algunos retazos de nubes parecieran enmarcar la mirada, son esos paisajes que te obligan a pensar que todo es más bello y sencillo en la sierra, sin embargo, hay que pensar que la vida en cada contexto tiene sus altas y sus bajas, las necesidades no son las mismas, las posibilidades tampoco y mucho menos las ideas.
Creo que es el insecto palo más grande que he tenido oportunidad de ver en vivo, con movimiento sigiloso recorrió parte del terreno entre la cabaña y la zona de vegetación, una mañana, Luisa y yo le miramos un rato, nos preguntamos si tenía ojos y si podría oler, ambas concluimos que lo que sí podía hacer era sentir...
Es sorprendente la cantidad de moscos que hay en esta época del año, si pones atención, logras escuchar como zumban cuando vuelan alrededor de un foco, son pequeñitos de color verde, de acuerdo a la historia, entre los Wixaritari los mosquitos son ancestros.
Mónica puso pabellón sobre mi cama, así que no tendría que preocuparme por ellos en la noche al dormir, sin embargo, ya cuando estaba acostada y a punto de dormir, escuchaba el zumbido muy cerca de mi oído, no me levanté, sólo manotee como buscando alejarlos, le conté a mis hermanos, Alberto me dijo, a lo mejor está roto el pabellón y por ahí se meten, no creo le dije, se me hace que se coló alguno cuando me levanté al baño, llegó la noche, pasó lo mismo, ya estaba acostada y zumbido cerca de mi oreja, para la tercera noche, escuche varios zumbidos, decidí prender la lampara y ver si lograba matar los moscos, cuando me voy dando cuenta de que el pabellón tenía tremendo hoyo en una de las esquinas justo sobre mi cabeza, por ahí iban y venían los moscos, no tenía con que coserlo, así que opte por poner la funda de la almohada alrededor cerrando por completo la entrada, listo, logré dormir sin más zumbidos al oído.

Si bien desde la pandemia bajó muchísimo la afluencia de visitantes en la comunidad y por ende en las cabañas, cada que estoy en las cabañas llega de menos una visita, eso siempre me da oportunidad de ver a las mujeres en la artesanía, abrazarles, platicar y reír un rato, lo malo es cuando como esta vez, sólo son una o tres personas las que visitan y no compran, sólo miran, sólo las escucho decir, -para esto mejor me hubiera quedado a terminar lo que estaba haciendo en mi casa-, pero a la vez otra dice, -pero que tal que eran muchos y si compraban, uno tiene que venir ya es de suerte que haya venta-.

Me regalaron una pulsera que dice NAYARIT -para que te acuerdes de nosotros- luego me dieron otra de peyotes azules, ambas de telar, -ahora si ya andas bien ajuareada- me dicen, -y que se me hace que sólo las usas cuando estas aquí-, les digo que me gustan tanto que siempre traigo algo, los aretes por ejemplo y una pulsera nunca faltan, es para que me digan que de donde son, que quien las vende y así les diga que son de Potrero que las hacen las mujeres artesanas y les invite para que conozcan y compren o de menos encarguen, -ah, pues en ese caso diles que damos buen precio-, se ríen varias del comentario y les digo que si, que no se preocupen.

La primera vez que estuve en Potrero había un árbol de huamuchil en medio del camino, recuerdo que una tarde cuando estábamos sentados muy cerca de ahí, miraba como si el sol mirara entre las ramas, como cuando los niños no te conocen pero les da curiosidad saberte ahí, mirándote con un dejo de desconfianza pero si les sonríes te devuelven la sonrisa, ese árbol ya no existe y esos niños han crecido, ahora algunos están en la universidad, otros, juntados, otros ya son papás y mamás, algunos más andan trabajando, ahora sentada bajo el huamuchil que está en la artesanía sentí la presencia del sol, sólo que esta vez no se escondía, más bien saludaba de forma risueña, como cuando al ir a la tienda alguna de las muchachas me reconoce y se acerca a saludar estrechando la mano o con un abrazo, es grata esa sensación de crecimiento conjunto, cada cual en su espacio pero con la certeza de compartir un reconocimiento.
La sensación de regreso es extraña, depende de lo que se haya vivido, donde se haya estado, hacia donde se vaya ... las aguas acordes a la época están calmas o embravecidas, su color puede ser claro azulado, turbio cafesoso, el nivel bajo o alto, todo ello no depende del agua en sí misma, sino de los elementos que le acompañan y determinan, es el conjunto lo que da oportunidad a los cambios y las transformaciones, la vuelta será propicia, los sueños ya lo han manifestado así.
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