domingo, 29 de enero de 2023

VISITA 39 COMUNIDAD WIXÁRIKA DE POTRERO DE LA PALMITA

Viernes 30 de diciembre, despertar en el autobús al entrar a Tepic y apreciar las nubes surcar el cielo cual rebaño de borregos, es un deleite ...

Tepic, Nayarit, México

La temporada de invierno se caracteriza por un peculiar tono de azul intenso en el cielo, que hace un juego muy vívido con las enormes nubes que suelen recorrer en estos días la sierra, desde Tawexikta la vista es majestuosa, la tranquilidad impera por doquier.

Vista desde Tawexikta

Mamá Basilia esta cuidando en las cabañas junto con Gali y Tadeo, así que la pasamos muy bien jugando y riendo, como siempre la comida es una delicia, esta vez tocó mojarra frita, para chuparse los dedos.

Mojarra frita de la presa Aguamilpa


Basilia preparando su comida

Los días son tan amenos, tranquilos, sin prisa, sin ruido, sin preocupación, el viento aparece de vez en cuando para refrescar por la tarde, el cerro cuate se mira entre las flores, el ambiente invita al descanso, así que hay que aprovechar.

Cerro Cuate 

Así como los placeres que brinda la rica y nutritiva comida de la sierra, los frijoles de la olla con queso de rancho es un platillo que aunque suene sencillo es difícil de encontrar, como Basilia sabe que me gustan las tortillas doraditas, la deja un rato más en el comal o la pone directo sobre la leña encendida, el sabor es inigualable.

Delicia de la sierra

Una de las tardes llevo a Tadeo a una fiesta de cumpleaños al que lo invitaron, mientras el juega con los niños, Gali y yo vemos a la distancia, nos toca plato de pozole y pastel, los niños se acercan a jugar, son tan ingeniosos, reímos mucho, poco a poco el sol se oculta tras el horizonte y la luz se torna color ámbar, es como una escena de ensueño.

Atardecer en Potrero de la Palmita

Es la noche del 31 de diciembre, es la noche de cambio de autoridades comunales en Potrero, así que hay que acompañar al juez en turno a la casa del juez entrante para que se haga el recorrido hacia el caliguey comunal y se cante alrrededor del fuego, los músicos van acompañando, tocan aquella que dice -¡que lindo es Tepic y todo nayarit!- el ambiente es festivo, la oscuridad de la noche también acompaña, algunos llevan lamparas y otros mas, les seguimos intentando no caer por el camino, jajaja.

Noche 31 de diciembre Potrero de la Palmita

Fuego en el solar del Caliguey Comunal


A la mañana del 1 de enero tiene lugar el cambio de varas, mamá Marina alistó la correspondiente para pagar la solicitada el año pasado, bien cargadita que quedó, se realiza también el recorrido desde el caliguey comunal hacia el comisariado, el pueblo acompaña, los músicos, los mara `akame, el tejuino no puede faltar, es una celebración anual que perdura año tras año.

Mamá Marina y su vara

Rumbo al comisariado

Entre que la gente baila, bebé tejuino, cerveza, tequila y cuanto se le ponga enfrente, los niños juegan, las autoridades comen, pasa el día y yo me acerco a casa de Severiana frente a la ramada de la cancha, porque sé que vende tostitos y ya tengo hambre, además tiene de seviche de camarón y esa es una delicia que no se puede dejar pasar, para mi fortuna también está de visita su hija perla con su bebé, así que es un gusto doble estar ahí.

Tostitos con ceviche de camarón

Después del festejo, todo está muy calmado, ya hubo cambio de cuidandera en las cabañas, así que Basilia ya está en su casa, me incita a desayunar y me ofrece chinarri, atole de masa, es rico, un poquito agrio nadamás.

Atole que hizo Basilia


Juego con Gali y Tadeo, -como ya están en su casa, andan más desatados- dice Basilia y es cierto hasta se pelean más, o más bien se hacen desatinar uno al otro, como hermanos que son diría su tío, almorzamos pescado guisado con jitomate, que rico estuvo.

Camino hacia Cerro Cuate

Una tarde subimos a Cerro Cuate Esther, Luisa y su perro llamado guapo y yo, está el sol fuerte pero el viento también así que se equilibra por momentos el calor y el fresco, nos detenemos a descansar y admirar el paisaje, se mira bien clarito hacia los cerros alrededor, el azul está muy intenso, nítido, es como si luz fuera más luminosa, es una atmósfera interesante.

Vista de los cerros alrededor de Cerro Cuate

Ya en la cima, el panorama es tan hermoso, envolvente, tranquilo, por instantes muy cálido por la luz del sol, pero si miras hacia el lado opuesto la luz es más fría, es como tener varias opciones de entorno que en realidad son vislumbres de zonas a las que pareciera fácil de llegar con sólo un paso, o un salto, pero que en realidad están a quilómetros, la óptica y la iluminación hacen juegos muy intensos e interesante aquí.

En la cima del Cerro Cuate

Nos quedamos un buen rato en la cima, disfrutado del paisaje, a ratos en silencio, otros platicando y varios más riendo, es un disfrute inigualable e invaluable.

Nube lenticular sobre Anakie

El ocaso estaba ya cerca, así que por instante todo se tiñó de color ámbar, nuestros propios rostros parecían encendidos, una nube lenticular surcó el cielo sobre la isla sagrada, era como si se dirigiera hacia Anakie, nos llamó la atención, la miramos un rato y luego decidimos comenzar el regreso ya que seguramente la noche nos alcanzaría en el camino y no llevábamos lámpara, aunque habría un poco de luna, la cual nos bastó, -bajamos como sapitos brincando- según la descripción de Luisa, fue divertido hacer la caminata juntas.

Árbol de algodón

Pasaron los días, conviví en casa de Marina, de Basilia, en las cabañas, saludé a las mujeres en la artesanía, me divertí mucho con las ocurrencias de los niños, disfruté de la paz y la tranquilidad de Tawexikta, de la festividad de Potrero, me deleité con la comida con la que me consintieron y esos cielos azules me abrazaron con gran cariño, el día de mi regreso a la ciudad, el árbol de algodón de la foto aquí compartida, me regalo unos instantes de una nitidez que no sólo me dio claridad en la mirada, sino también en mi visión sobre la vida.

Camino hacia la cortina de la presa de Aguamilpa

Varios años ya de recorrer el camino hacia los cerros, de adentrarse en el río Santiago, de sentir el viento durante el traslado en la lancha, tantos pensamientos, reflexiones, cuestionamientos y sueños, tantos cambios, transformaciones, temores y alguno sinsabores, pero cada que la lancha se dirige de vuelta hacia la cortina de la presa y miro hacia atrás a la estela que se genera en el agua y veo esos enormes y hermosos cerros, pienso en los ancestros.


















  

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